“EL CEREBRO ADICTO"
INTRODUCCIÓN
El texto de Verónica
Guerrero Mothelet acerca del cerebro adicto, trata el tema de la
adicción como enfermedad y no como problema moral y falta de voluntad.
Hoy en día es más común de lo que parece
la adicción al alcohol, al tabaco, a medicamentos controlados o drogas
ilícitas, entre otras más, siendo el objeto de la adicción lo que cambia pero
la conducta similar puesto que las adicciones producen una reacción química cerebral.
DESARROLLO
Las investigaciones realizadas en la década de 1930 hacían
pensar a los científicos que el uso de substancias recaía en pacientes con una
moralidad deficiente y sin fuerza de voluntad, siendo en un principio
considerado un problema moral y no de salud propiamente. Así fue que lejos de
tratar la adicción de manera preventiva y terapéutica, se aplicaba el castigo
como reformatorio en los adictos.
Posteriormente, a finales de la década, se observó
en imágenes cerebrales la influencia de las drogas sobre diversas áreas del
cerebro y se encontró la causa física de la dependencia a la cocaína y los
opioides.
Dichas imágenes explicaban el por qué los adictos no
podían dejar las substancias por si solos, sino que realmente necesitaban ayuda
profesional, considerando que la adicción tenía todas las características de
una enfermedad crónica del cerebro, porque las drogas modifican la química,
estructura y el funcionamiento de este órgano.
El abuso de substancias como la nicotina, el
alcohol, la marihuana, los solventes y la cocaína tienen un efecto estimulante
y altamente adictivo, provocando daños irreversibles en el sistema nervioso
principalmente, elevando el riesgo de desarrollar diversos tipos de canceres, trastornos
pulmonares, cardiovasculares, cerebrales, dañando el hipocampo (la memoria y el
aprendizaje), dañando el cerebelo (coordinación de movimientos), problemas
cardíacos, problemas renales, entre otros.
La adicción es una enfermedad que va por etapas, en
la primera etapa se utilizan las substancias para alcanzar la euforia,
desencadenando el uso crónico.
Es entonces cuando el cerebro comienza a adaptarse a
la sustancia y comienza la dependencia. Al desarrollar la dependencia, el adicto ya no puede dejar de consumirla
llegando a grados extremos como robar para conseguirla.
Es el abuso de las mismas las que
alteran algunas zonas del cerebro como el tallo cerebral que controla el ritmo cardíaco, la respiración y el sueño; la corteza cerebral, que procesa la información sensorial y nos permite pensar, planear, resolver problemas y tomar
decisiones, y el sistema límbico, donde se aloja el llamado circuito de recompensa
del cerebro. Dicho sistema motiva al individuo a repetir conductas necesarias
para la supervivencia y la reproducción como alimentarse y tener sexo.
Las células nerviosas se comunican por medio de sustancias
químicas llamadas neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas. Una
neurona libera el neurotransmisor, que cruza un espacio interneuronal, conocido
como sinapsis, y se adhiere a un receptor (una proteína) en otra neurona.
Neurotransmisor y receptor embonan como una llave en una cerradura.
La estructura química de drogas como la mariguana y la heroína es
tan similar a la de un neurotransmisor natural, que los receptores las aceptan
como si fueran el neurotransmisor. Otras drogas, como las anfetaminas y la
cocaína, hacen que se produzca una cantidad excesiva de neurotransmisores
naturales o evitan que el organismo recicle el exceso de estas sustancias. En
consecuencia, el mensaje interneuronal se intensifica, impidiendo una
comunicación adecuada.
La mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un
neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las
sensaciones de placer. El cerebro está condicionado a repetir conductas que
permiten la supervivencia y las drogas actúan produciendo una activación mucho
mayor de la que ocurre en las situaciones naturales de recompensa. El cerebro
pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas naturales, pues se
acostumbra rápidamente a las dosis masivas de dopamina que se producen al
consumir una droga, y lo hace reduciendo su producción natural, o bien
disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal de este
neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con
dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente
placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión.
Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto. Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto. Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
El cuerpo es uno, y lo que vemos como dependencia psicológica es
una manifestación de los cambios en el cerebro, que intenta adaptarse y manejar
niveles anormales de neurotransmisores. El consumo crónico de drogas deteriora
el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas.
Existen factores de riesgo que predisponen a una persona a
volverse adicto, entre ellos:
Una conducta agresiva temprana, habilidades sociales deficientes,
falta de atención de los padres, amigos que consumen, pobreza, entre otras pueden
desencadenar el uso de substancias.
Por el contrario, el autocontrol, las relaciones positivas, la atención
de los padres y la información a tiempo pueden prevenir el problema.
Para que se desarrolle una adicción importa igual lo adictiva que
sea la droga, su disponibilidad y lo aceptable que la considere la sociedad.
Son los adolescentes el grupo más vulnerable, como los
adolescentes suelen tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del
juicio y el raciocinio, es más probable que abusen de las sustancias.
Un descubrimiento, realizado en estudios con animales, en 2010, sugiere que
los mismos mecanismos cerebrales que participan en la adicción a las drogas
aparecen en la compulsión de comer y el consecuente desarrollo de la obesidad.
En ambos casos el exceso puede provocar una descompensación en el circuito de
recompensa; en los comedores compulsivos, los impulsa a buscar alimentos ricos
en grasas. Esta similitud hace pensar que muchas de las compulsiones, o
conductas adictivas humanas (por ejemplo, adicción al sexo y a los juegos de
azar) podrían tener relación con desequilibrios de dopamina o de otros
neurotransmisores. Así, aunque en principio estas conductas no sean adictivas,
pueden llevar a la adicción.
CONCLUSIÓN
¿PORQUE ELEGI ESTE TEMA?
El otro día viendo un documental acerca de la adicción al azúcar, comentaban que en un experimento con roedores de laboratorio, tenían una jeringuilla con cocaína y agua azucarada, el roedor podía elegir entre oprimir dos botones, el de la derecha le administra una carga de cocaína y el de la izquierda les da a beber agua azucarada, sorpresivamente el animal elige el agua azucarada por encima de la cocaina, siendo el azúcar mas adictiva que la cocaína.
Es por eso que decidí leer sobre como se generan las adicciones, como se procesan en el cerebro y es que no solamente hay adicciones a las substancias, las personas son adictas a muchas cosas incluso a las relaciones conflictivas. Este articulo menciona que es la dopamina la substancia culpable, que se segrega a nivel cerebral que nos hace sentir placer por ciertas cosas.
Todas las adicciones pueden tener graves consecuencias para la
salud y las relaciones humanas y, por tanto, para el bienestar personal,
familiar y social. Este trastorno afecta varios circuitos cerebrales. No
solamente el circuito que calcula la recompensa, sino también los relacionados con el aprendizaje, con la memoria, con el
control de emociones, con la toma de decisiones; son varios circuitos. Todos
interactúan entre sí y muestran una disfunción en el adicto.
Dependiendo de la sustancia y del tiempo que se haya empleado, los efectos
sobre la salud pueden ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o cáncer,
al desarrollo de trastornos mentales irreversibles.
Siendo adicto se corre
también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no
intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de
las drogas o de la abstinencia.
El tratamiento
debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente en que vive
y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver únicamente el
problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto: su familia y
su lugar de trabajo. En definitiva, se requiere una terapia multidimensional
que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo totalmente
anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de
aprendizaje.
La
probabilidad de recuperación es similar a la de la diabetes y puede controlarse
para mejorar la calidad de vida. En consecuencia, la recaída no debe
considerarse como el fracaso del tratamiento; sólo indica que éste tiene que
repetirse, si entendemos que la adicción es
una enfermedad y que la recaída forma parte de ella, un tratamiento exitoso no
debe medirse sólo por la abstinencia, sino por la disminución de las recaídas,
así como de su gravedad y duración.
Entre los factores negativos se encuentran, los padres adictos, la pobreza extrema, la mala nutrición, la falta de
ejercicio, así como un ambiente que no sea confiable para los chicos y, desde
luego, un entorno de violencia.
Proteger a los adolescentes de las drogas es fundamental, pues toda la evidencia de salud pública nos habla de un riesgo mayor"
en la adolescencia.
SOBRE EL AUTOR:
VERÓNICA GUERRERO MOTHELET. Periodista, divulgadora y traductora. Durante los últimos doce años ha publicado columnas, artículos y reportajes sobre ciencia en diversos medios impresos, y ha impartido talleres y conferencias sobre los “nuevos paradigmas de la ciencia”. En 2002 fue invitada por el gobierno de Suecia, como representante de la prensa científica mexicana, para conocer los avances en la investigación de las células madre y actualmente colabora para la sección de noticias de la revista especializada Nature Biotechnology.
VERÓNICA GUERRERO MOTHELET. Periodista, divulgadora y traductora. Durante los últimos doce años ha publicado columnas, artículos y reportajes sobre ciencia en diversos medios impresos, y ha impartido talleres y conferencias sobre los “nuevos paradigmas de la ciencia”. En 2002 fue invitada por el gobierno de Suecia, como representante de la prensa científica mexicana, para conocer los avances en la investigación de las células madre y actualmente colabora para la sección de noticias de la revista especializada Nature Biotechnology.
¿PORQUE ELEGI ESTE TEMA?
El otro día viendo un documental acerca de la adicción al azúcar, comentaban que en un experimento con roedores de laboratorio, tenían una jeringuilla con cocaína y agua azucarada, el roedor podía elegir entre oprimir dos botones, el de la derecha le administra una carga de cocaína y el de la izquierda les da a beber agua azucarada, sorpresivamente el animal elige el agua azucarada por encima de la cocaina, siendo el azúcar mas adictiva que la cocaína.
Es por eso que decidí leer sobre como se generan las adicciones, como se procesan en el cerebro y es que no solamente hay adicciones a las substancias, las personas son adictas a muchas cosas incluso a las relaciones conflictivas. Este articulo menciona que es la dopamina la substancia culpable, que se segrega a nivel cerebral que nos hace sentir placer por ciertas cosas.
Fuente:
Verónica
Guerrero Mothelet. (2013). El cerebro adicto. 17 de noviembre de 2015, de ¿Cómo
ves? Revista de la divulgación de la UNAM Sitio web:
http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto
Mas información:
Mas información:
- www.drugabuse.gov/es/información-sobre-drogas
- Ruiz Loyola Benjamín, ¿Cómo ves? Las drogas, Col. ¿Cómo ves?, No. 3, UNAM, México, 2002
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ResponderBorrarEstimado Juan Manuel:
ResponderBorrarEn lo personal este tipo de temas me apasionan, pues nos ayudan a conocernos más: como sociedad y como personas. Ahora bien ¿qué te pareció la actividad del cómic?, espero que muy buena pues definitivamente son herramientas muy valiosas que estamos aprendiendo y que sin duda nos ponen a la vanguardia tecnológica.
¡Saludos cordiales y gracias por todo el entusiasmo! ¡has sido un motor en el grupo!
Atentamente,
Norma Meza